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Los lácteos no pueden faltar en la dieta de los deportistas, ya que proporcionan proteínas de alto valor biológico, son fuente de calcio y otros nutrientes de gran interés, y también, en el caso de la leche, de hidratación, subrayan los expertos que colaboran en la campaña de información lanzada por la Organización Interprofesional Láctea (INLAC) con apoyo de la UE, que promueve el consumo de al menos tres lácteos al día.

En general, los lácteos tienen un perfil nutricional equilibrado y su consumo conlleva un contenido moderado de hidratos de carbono, que tienen como principal función el aporte energético. Riboflavina, niacina, vitaminas B12, A, o C y minerales como potasio, zinc, fósforo o yodo son algunos de los otros componentes que aportan los lácteos.

El presidente de la Fundación Española de la Nutrición y miembro del Comité Científico del Programa Europeo de fomento del consumo de lácteos lanzado por INLAC y la UE , Gregorio Varela Moreiras, recuerda que los deportistas tienen necesidades de alimentación especiales, y que deben personalizarse, siempre que sea posible.

Tal y como destaca este catedrático de Nutrición y Bromatología de la Facultad de Farmacia y Director del Departamento de Ciencias Farmacéuticas y de la Salud de la Universidad CEU San Pablo, las proteínas de los lácteos tienen alta calidad biológica, es decir, son altamente aprovechables para el fortalecimiento y el mantenimiento de la masa muscular. Los deportistas también deben tener un adecuado aporte de calcio y otros minerales y vitaminas. En este sentido, Varela remarca que el calcio, que aportan fundamentalmente los lácteos, es clave para mantener una buena estructura ósea, rendir mejor en la actividad deportiva y reducir el riesgo de lesiones. Igualmente, supone una garantía para la salud ósea del deportista a lo largo de su vida.

Los deportistas tienen que cuidar siempre su hidratación y, en este sentido, la leche es muy recomendable para la recuperación. Por ejemplo, añade Varela, después de una solución oral, la leche es la mejor opción para la hidratación de nuestro organismo, agrega el catedrático. Y es que durante la realización de una actividad física suele producirse una mayor pérdida de fluidos, por eso es tan importante la rehidratación.

Le leche está compuesta en un 90 % por agua y tiene proteínas y grasas de digestión lenta que permiten la absorción de agua y electrolitos de forma constante en el tiempo. A esto se suma que el lactosuero del yogur, adicionalmente, es una fuente de proteínas beneficiosas para los deportistas. Y el potasio, presente en la leche, contribuye al mantenimiento de la presión arterial normal y las proteínas que contiene, con todos los aminoácidos esenciales, contribuyen a aumentar y conservar la masa muscular, en sinergia con la masa ósea, aspecto clave para los deportistas.

Los lácteos son alimentos muy completos
Los productos lácteos son alimentos muy completos, y uno de los pilares nutricionales de la alimentación para todas las edades. Presentan una gran variedad de nutrientes y un buen balance de grasa, proteínas de alto valor biológico e hidratos de carbono, así como de minerales y vitaminas. Su variada composición, y alternativas y accesibilidad en el mercado, los convierte en una oportunidad para cubrir las necesidades nutricionales de los distintos grupos de población.

En una dieta suficiente y equilibrada, los productos lácteos ayudan a garantizar un correcto desarrollo del individuo, porque aportan gran variedad de macro y micronutrientes en relación con su contenido en calorías, es decir, una magnífica densidad nutricional. Son alimentos especialmente ricos en proteínas y en calcio de fácil asimilación y utilización. También son una fuente importante de vitaminas. Y la composición variable en agua, lactosa, grasa, proteínas, vitaminas y minerales que tienen los productos lácteos hace que se adapten muy bien a todo tipo de dietas y de personas con distintos requerimientos nutricionales.

Generación Láctea, campaña cofinanciada con fondos comunitarios, difunde entre la población española que los lácteos, además de sabrosos, son alimentos situados en la base de la pirámide nutricional. En este contexto, Generación Láctea ha convertido en proveedor oficial de la Minicopa Endesa gracias al acuerdo alcanzado entre la ACB e INLAC, para apoyar a los jóvenes talentos y fomentar hábitos saludables y el deporte.

Las personas que consumen 4.5 porciones de yoghurt a la semana redujeron en un 28% el riesgo de desarrollar Diabetes Tipo 2

En la actualidad se habla mucho de la importancia de mantener un estilo de vida saludable, lo cual se traduce en tener una alimentación correcta balanceada de acuerdo a la actividad física y edad de cada persona.

Esto ya no solo es una cuestión estética, es una necesidad, ya que el acelerado ritmo de vida, acompañado del sedentarismo, contribuye a que México se encuentre en los primeros lugares de obesidad, sobrepeso y enfermedades asociadas (también conocidas como comorbilidades).

Por lo anterior instituciones públicas, privadas, científicos y la comunidad médica, se han dado a la tarea de investigar los factores de riesgo que contribuyen a desarrollar obesidad y sus comorbilidades; uno de los factores clave es la alimentación, la cual juega un papel muy importante en la salud de las personas.

En el marco del 4° Simposium, “Iniciativa para una Dieta Correcta: Lácteos, Alimentos Fermentados y su interacción con la Microbiota Intestinal”, Yoghurt in Nutrition (YINI), organizado en nuestro país gracias a Instituto Danone de México, científicos y especialistas de salud de talla internacional se presentaron para dar a conocer diferentes avances en materia de lácteos y microbiota intestinal en la salud.

En dicho evento se presentaron hallazgos sobre los beneficios de consumir yoghurt diariamente entre ellos el Dr. Dariush Mozaffarian, de la Escuela TUFTS Friedman de Nutrición Ciencia y Política de EU, presentó varios estudios realizados en Estados Unidos de América, sobre la dieta y el estilo de vida en el desarrollo de comorbilidades asociadas a la obesidad.

El Dr. Mozaffarian presentó una hipótesis que demuestra que el consumo regular de yoghurt se traduce, a largo plazo, en un menor aumento de peso y un mejor Índice de Masa Corporal.

Lo cual se atribuye a que el consumo de yoghurt, gracias a sus probióticos, puede mejorar la salud intestinal y reducir la inflamación crónica mejorando la respuesta inmune innata y adaptativa, la función de barrera intestinal, los perfiles lipídicos y regulación del apetito.

Lo anterior se basa en dos estudios. En el primer estudio se realizó a más de 6.500 individuos durante 17 años, en el que se demuestra que los que consumían más de tres raciones de yoghurt a la semana mostraron un 50% menos ganancia de peso.

El segundo estudio demostró que los individuos que consumieron mayor cantidad de yoghurt (en promedio un yoghurt al día) tenían menos probabilidad de tener sobrepeso u obesidad, reduciendo el riesgo en más del 10%.

Así mismo se ha demostrado que el consumo de yoghurt puede ayudar a prevenir una de las comorbilidades asociadas a la obesidad, la Diabetes tipo 2 (DT2).

Los amantes del queso tienen un motivo para estar de enhorabuena. Al menos es lo que se desprende de una investigación a cargo de expertos de la Universidad de Penn State (EEUU), que asegura que los antioxidantes que se encuentran naturalmente en el queso pueden ayudar a proteger los vasos sanguíneos del daño causado por los altos niveles de sal en la dieta.

Para llegar a esa conclusión, analizaron a 11 adultos sin presión arterial alta y los dividieron en cuatro grupos: uno que siguió una dieta baja en sodio y sin lácteos; otro con una dieta baja en sodio y alta en queso; otro con una dieta alta en sodio y sin lácteos; y uno con una dieta alta en sodio y alta en queso. Las dietas bajas en sodio hicieron que los participantes consumieran 1.500 miligramos de sal al día, mientras que las dietas altas en sodio incluyeron 5.500 miligramos de sal por día.
Y los resultados del trabajo, publicado en ‘The Journal of Nutrition’, indican que cuando los adultos consumían una dieta alta en sodio, experimentaron disfunción y menos relajación de los vasos sanguíneos. Pero, cuando los mismos adultos consumieron cuatro porciones de queso al día, el equivalente a 170 gramos, junto con la misma dieta alta en sodio, no experimentaron este efecto.

“Si bien hay un gran debate para reducir el sodio en la dieta, para muchas personas es difícil. Posiblemente poder incorporar más productos lácteos, como el queso, podría ser una estrategia alternativa para reducir el riesgo cardiovascular y mejorar la salud de los vasos sin necesariamente reducir el sodio total”, explica Billie Alba, principal autora de la investigación.

Por su parte, Lacy Alexander, profesora de Penn State, asegura que la conexión entre los productos lácteos, incluso los quesos con alto contenido de sodio, y una mejora de la salud cardiovascular están demostradas. “Los estudios han demostrado que las personas que consumen la cantidad recomendada de porciones de lácteos cada día generalmente tienen una presión arterial más baja y una mejor salud cardiovascular en general”, explica la experta.

“Queríamos ver esas conexiones más de cerca, así como explorar algunos de los mecanismos precisos por los cuales el queso, un producto lácteo, puede afectar la salud del corazón”, añade Alexander.

Capacidad antioxidante del queso

Billie Alba asegura que si bien los investigadores no pueden estar seguros de que los efectos sean causados por un nutriente específico en el queso, los datos sugieren que los antioxidantes presentes en él pueden ser un factor contribuyente.

“El consumo de altas cantidades de sodio provoca un aumento en las moléculas que son perjudiciales para la salud de los vasos sanguíneos y la salud general del corazón. Existe evidencia científica de que los nutrientes a base de lácteos, específicamente los péptidos generados durante la digestión de las proteínas lácteas, tienen propiedades antioxidantes beneficiosas, lo que significa que tienen la capacidad de eliminar estas moléculas oxidantes y, por lo tanto, proteger contra sus efectos fisiológicos perjudiciales”, concluye la investigadora.

La leche es una de las bebidas con mejor índice de hidratación, ayuda a la recuperación de agua y además aporta proteínas, vitaminas y minerales valiosos en épocas de altas temperaturas, así como también durante la práctica del deporte. Así nos lo recuerdan desde la Organización Interprofesional Láctea (INLAC), que engloba a todo el sector lácteo español, tanto a nivel de producción primaria como de empresas elaboradoras.

Entre sus actividades, INLAC desarrolla la campaña “Súmate a la Generación Láctea”, con apoyo financiero de la Unión Europea y enfocada en informar sobre los beneficios saludables de los lácteos, junto a una dieta equilibrada y la práctica de ejercicio físico.

Rosa María Ortega, Catedrática de Nutrición de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y experta del Comité Científico que asesora esta iniciativa, explica algunas claves para entender la importancia de los lácteos como fuente de hidratación.

“La leche es un alimento con un elevado contenido en agua (aproximadamente un 90% de su peso es agua), además de aportar proteínas de alta calidad y numerosos nutrientes, especialmente calcio, yodo, potasio, magnesio, vitaminas B2, B12, A, niacina… En verano, además de su importancia nutricional, añade su aporte de líquido, ayudando a hidratar y refrescar al que la consume”, puntualiza.

Ortega añade que, para lograr una buena hidratación, es importante vigilar un aporte adecuado de agua y fluidos y de bebidas isotónicas en deportistas, pero “es cierto que algunos estudios han encontrado, en niños, que un patrón de consumo de bebidas basado en el consumo de agua y leche se asocia con mejor hidratación (medida por una menor osmolalidad urinaria) que la observada en niños que beben soda y otras bebidas, pero no agua”.

De acuerdo con la catedrática, y teniendo en cuenta que el consumo de lácteos es menor del aconsejado en más de la mitad de la población, aproximar su consumo al aconsejado es conveniente en cualquier época del año. “Las alternativas ricas en agua y que se pueden consumir frías o heladas son de especial interés, para su consumo, en la época estival”, añade.

“Para lograr una adecuada hidratación, la primera opción es el agua y procurar beber como mínimo ocho vasos grandes por día, pero no podemos olvidar la posibilidad de tomar algún vaso de leche fresca o un yogur adicional (incluso queso fresco, pero también fruta, zumos…), porque la variedad en el consumo de estas fuentes de fluidos ayuda a lograr la hidratación óptima y a veces con agua solo cuesta conseguir este objetivo. La leche aporta mucha agua (90%), el yogur bastante (80% de su peso), y el queso fresco algo menos (70-80% de agua), pero todos estos alimentos ayudan en la hidratación. El lácteo más útil es la leche; y con pequeñas diferencias el aporte más elevado de agua se consigue con la desnatada”, detalla la experta.

Conviene recordar que en adultos y niños el consumo aconsejado es 2-3 raciones de lácteos por día; en adolescentes, mujeres en embarazo y lactancia, deportistas y personas mayores el consumo aconsejado es 3-4 raciones por día. “Entendemos por ración un vaso grande de leche (200-250 ml), 2 yogures, o una porción de queso de unos 40-80 g, según sea queso más o menos curado”, puntualiza Ortega.
Además, tal y como agrega Rosa María Ortega, un batido utilizando leche o yogur como base e incluso los helados con base láctea, son opciones altamente apetecibles, lúdicas y especialmente útiles en el caso de personas mayores que se deshidratan con frecuencia y se resisten a beber suficientes fluidos.

Para los niños más pequeños, la leche forma parte fundamental de su dieta. Al inicio la materna, y más tarde la de vaca (si es que no son alérgicos a ella), deberían darse como alimento a los infantes, indican el pediatra y gastroenterólogo Anthony Porto y la dietista nutricionista Rachel Drake, ambos pertenecientes a la Academia Americana de Pediatras (AAP), en el portal de la entidad HealthyChildren.

Además de entregarles las calorías que necesitan a diario, también aportan grasa, para promover el desarrollo de su cerebro y sus ojos, y el calcio y la vitamina D que sus huesos requieren para crecer fuertes.

Recordemos que la vitamina D permite que el cuerpo absorba el calcio, así que es importante consumir ambas. Aunque una parte considerable de esa vitamina la podemos generar al tomar sol por algunos minutos durante cada jornada, también podemos encontrarla en alimentos reforzados con ella.

¿Cuándo dar lácteos a los bebés?

Los expertos de la AAP aconsejan comenzar a darles de probar leche de vaca alrededor de los 6 meses, luego de que hayan comenzado a consumir alimentos sólidos, prefiriendo la leche o el yogur griego, sin azúcar.

Hay que considerar que el bebé podría ya haber sido expuesto a la proteína de la vaca, si es que la madre que lo amamanta toma leche o si le dan fórmula tradicional.

Cuando el bebé ya ha llegado al punto de poder comer con su mano, pueden agregarse otros lácteos, como trozos de queso.

Eso sí, advierten que a los menores de 1 año no debería dárseles leche de vaca entera ni fórmulas con bajo contenido de hierro porque sus sistemas digestivos podrían no tolerar grandes cantidades de proteína de leche de vaca, mientras que las fórmulas con bajo contenido de hierro podrían provocar anemia.

A quienes tengan más de 1 año, los especialistas aconsejan darles alrededor de 2 porciones de lácteos por día o entre 16 y 24 onzas (como máximo) de leche entera diaria. Eso sí, es mejor que no sea entera si existen “antecedentes familiares o riesgo de obesidad o cardiopatía. Hable con el pediatra de su hijo respecto a qué leche recomienda para su bebé de un año”, dicen.

¿Cuántos lácteos al día para niños de 2 y 3 años?

Porto y Drake aconsejan dar 2,5 porciones de lácteos por día a los niños de 2 y 3 años.

“La AAP recomienda que los niños consuman leche entera hasta los dos años (…) La leche entera contiene aproximadamente un 4% de grasa de leche. Puede ser de utilidad para su hijo cambiar gradualmente de leche entera a leche con bajo contenido graso. Por lo tanto, muchos pediatras recomiendan que los niños consuman leche reducida en grasa (2%) durante algunas semanas antes de cambiar a leche con bajo contenido graso (1%) o descremada (sin grasa)”, señalan.

Y añaden que “si los niños no pueden beber leche de vaca, pueden cumplir con los requisitos diarios de lácteos comiendo yogur y queso, pero probablemente necesiten un complemento de vitamina D, ya que no todos los yogures tienen un complemento completo de vitamina D. Hable con el pediatra de su hijo antes de darle cualquier tipo de complemento”.

¡Feliz día de la secretaria!
 
Hoy queremos agradecerte por la dedicación, esfuerzo y sobre todo cariño con el que desempeñas tu labor diariamente.
 
 

No se puede detectar una asociación global estadísticamente significativa entre la ingesta de leche y productos lácteos y los síntomas de producción de moco en adultos sanos, ya sean asintomáticos o sintomáticos, con infección por rinovirus.

Respecto al colesterol, el Libro Blanco de los Lácteos aclara el tema: “La leche y los productos lácteos aportan ácido linoleico que contribuye a mantener los niveles normales de colesterol en sangre”.

Además, añade que “en la actualidad se dispone de una amplia evidencia científica con respecto a la disminución de los niveles de colesterol. Cuando la dieta se suplementa con yogur o leche semidesnatada, se han conseguido disminuciones del 5% en los niveles de colesterol”. En contraparte, en el mercado existe una amplia gama de leches bajas en grasa.

 

La elección del tipo de leche y la cantidad adecuada (porción), son básicos.

 El consumo de leche en diabéticos puede ser una de las dudas principales para quienes viven con esta enfermedad y también para sus familias.

 En ese sentido, recientemente han aumentado los mitos en torno del consumo de leche, entre los que destacan aquellos que la señalan como causante de enfermedades como bronquitis, gripe, conjuntivitis, entre otras.

 De acuerdo con la Secretaría de Salud (Ssa), la leche es una bebida que contribuye a consumir la cantidad necesaria de nutrientes esenciales.

 Leche en diabéticos, ¿sí o no?

Más allá de los mitos en torno al consumo de leche, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), indica que la leche proporciona nutrientes esenciales, proteínas de alto valor biológico, grasas saludables y es una fuente importante de energía alimentaria.

 En ese sentido, el consumo de leche en diabéticos está permitido salvo casos específicos que impidan su consumo por ejemplo alergia, intolerancias u otros padecimientos que el médico tratante refiera.

 De manera general, un equivalente o porción de leche entera aporta:

  • 95 calorías
  • 12 gramos de carbohidratos
  • 2 gramos de grasa
  • 9 gramos de proteína.
¿Cuál es la leche más recomendada para personas con diabetes?

Por lo anterior, la elección del tipo de leche y la cantidad adecuada (porción) son puntos básicos para lograr un equilibrio en la alimentación del paciente con diabetes.

Las recomendaciones del consumo de leche deberán tener como objetivos principales evitar excesos en la alimentación, aportar los nutrientes necesarios con un equilibrio en el aporte de energía.

 Un exceso de calorías (energía), de grasas saturadas o carbohidratos podrían traducirse en niveles elevados de azúcar en sangre, sobrepeso u obesidad.

 Al respecto, la recomendación de leche es de una taza de 240 ml al día. Sin embargo, en cada caso la recomendación puede variar conforme las características individuales de cada individuo, por ello, se debe visitar al especialista en nutrición para obtener una recomendación personalizada.

 La mejor opción es aquella que se prescribe de forma individual y personalizada de acuerdo a cada paciente con diabetes. La sugerencia para personas con diabetes es elegir leche descremada o baja en grasas. Si se tiene intolerancia a la lactosa se deberán elegir las versiones deslactosadas.

 Nutrientes que aporta la leche

La leche aporta cantidades necesarias de nutrientes como:

  • Calcio
  • Magnesio
  • Riboflavina
  • Selenio
  • Ácido pantoténico
  • Vitamina B12.

Finalmente, la Ssa indica también que el consumo habitual de leche se vincula con la disminución del riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y la osteoporosis.

¡No olvides acudir con tu especialista!

 

Para las personas con diabetes, el consumo de algunos alimentos tiene que estar bien regulado. Aquí te contamos algunos consejos prácticos, toma nota.

Algunos de los mitos sobre nutrición más arraigados entre los diabéticos están relacionados con los productos lácteos. Se deben a su influencia sobre el colesterol, el aumento de peso y otras complicaciones de la diabetes. En general los lácteos son sanos, pero todos deben consumirse con la guía y el aval del equipo médico que atiende tu salud. Sin embargo hay algunos que no pueden quedar fuera de la dieta. A continuación, la guía más completa de tu consumo de leche, yogur y queso si tienes diabetes.

Los lácteos y la diabetes

Según la Federación Española de Diabetes, el consumo de lácteos en la dieta en forma habitual podría reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2 y otros problemas metabólicos a la vez que mejora la dieta de las personas diabéticas. Aportan proteínas, vitaminas y minerales, y los que tienen bajo contenido en grasas permiten incorporar los nutrientes sin aumentar la cantidad de calorías.

La incorporación de lácteos a la dieta ayuda a prevenir la osteoporosis, y los ácidos grasos presentes en la leche y sus derivados ayudan a mejorar la acción de la insulina y hacen descender los niveles de glucosa en la sangre.

La leche es un alimento con bajo índice glucémico, por lo que las personas con diabetes tipo 1 deben tener en cuenta el conteo de hidratos de carbono. En general se recomienda a las personas con diabetes consumir lácteos descremados, pero además el queso si tienes diabetes debe ser bajo en sodio.

Recomendaciones de tipos de queso si tienes diabetes

Si te hayas en situación de diabetes y en tu dieta están los lácteos, sigue estos consejos:

  • Aportan la misma cantidad de calcio que los enteros. Son los más aconsejados para las personas con diabetes.
  • Tiene muy poca grasa y puede incluirse libremente en la dieta. Por ejemplo, una pizza puede llevar 100 gramos de queso tipo mozzarella.
  • Blandos y untables. Se debe elegir la versión baja en calorías, con un porcentaje de grasas menor al 5%. Sin embargo se debe limitar el consumo si aparecen complicaciones intestinales.
  • Fresco o tipo de Burgos. Uno de los quesos más populares, puede comerse natural o utilizarse en preparaciones como la tarta de queso.
  • Rulo de cabra. Un queso muy utilizado por su textura y sabor en ensaladas, gratinado o caramelizado. Tiene alto contenido en grasa por lo que se debe limitar su consumo o combinar con otros quesos.
  • Port Salut. Siempre consumiendo la versión baja en grasas, favorece el descenso de peso y la baja del colesterol.
  • Amarillos o maduros. Limitar su consumo ya que tienen un alto contenido en sodio lo cual puede afectar la tensión arterial y causar problemas intestinales como constipación. Si se consumen, preferir los de bajo contenido graso.
  • Son quesos de tipo azul. Se deben consumir en forma muy limitada por su alto contenido en sal y grasas.

Cómo incorporar el queso a tu dieta

La alimentación es uno de los pilares en el tratamiento de la diabetes. En las personas con diabetes, la terapia nutricional tiene tres objetivos:

  • Alcanzar y mantener las metas de peso corporal.
  • Alcanzar los objetivos de glucemia, presión y grasas personalizados.
  • Retrasar o prevenir las complicaciones de la diabetes.

El plan de alimentación debe ser personalizado, por lo que los alimentos y cantidades a consumir serán los que indique tu nutricionista. En la práctica, hay algunas pautas generales que se pueden seguir para incorporar a la dieta leche, yogur y queso si tienes diabetes.

Una de las claves es el tamaño de la porción. De esta manera puedes consumir distintos tipos de quesos. La cantidad recomendada es de30 a 40 gramos por día.  Las personas con hipertensión arterial pueden incluir una porción de queso común de vez en cuando, y en forma diaria las versiones descremadas y bajas en sodio.

La combinación de los alimentos es importante. El queso tiene un índice glucémico bajo, por lo tanto se debe tener en cuenta con qué alimentos se combina. Lo mejor es utilizar el queso para dar sabor a las preparaciones y no como alimento principal. Elige quesos saludables, bajos en grasas y sodio, combinados con alimentos ricos en fibra.

Preparaciones sabrosas con queso si tienes diabetes

Entre los problemas para lograr la adherencia a la dieta en las personas con diabetes, está el hecho de que la sola mención de la palabra “dieta” provoca rechazo. Por eso es importante que el plan de alimentación  al mismo tiempo de facilitar los objetivos planteados, sea atractivo a los sentidos.

En este sentido el queso es un gran aliado ya que proporciona textura, sabor y nutrientes. Analiza estas sugerencias:

  • Sustituye la nata por queso fresco batido, queso crema o ricota descremada.
  • Prepara un postre combinando capas de frutas y queso blanco.
  • Añade queso batido y claras de huevo montadas a un puré de frutas para obtener una mousse liviana.
  • Agrega queso port salut bajo en grasas rallado a preparaciones con vegetales.

Ahora ya sabes cómo consumir queso si tienes diabetes.

 

La vitamina D es uno de los micronutrientes esenciales en la salud de las personas. En los últimos meses, su importancia se multiplicado exponencialmente, debido a la asociación de esta molécula con la incidencia del Covid-19 en los pacientes.

Ante las noticias que vinculan la vitamina D con el Covid-19, algunas personas se preguntan como elevar los niveles de esta vitamina en el organismo. En este sentido, la mejor forma de incorporarla es mediante el consumo de alimentos en cuya composición encontremos este micronutriente.

Además, la piel del ser humano tiene la peculiaridad de fabricar vitamina D en contacto directo con los rayos ultravioletas del sol. La exposición a los rayos de sol de forma equilibrada puede ayudarnos a aumentar los niveles de esta molécula.

Por último, una vía importante para adquirir vitamina D son los suplementos vitamínicos. No obstante, solamente es recomendable acudir a ello en situaciones de verdadera necesidad y hacerlo siempre bajo supervisión de un especialista.

 

Productos lácteos, idóneos para una dieta equilibrada

Aunque quizás lo desconozcas, existen productos básicos que consumimos en nuestro día a día que aportan una importante cantidad de vitamina D. Hablamos de la leche y sus derivados, como algunos tipos de yogur o diferentes modalidades de queso.

La leche es un alimento que contiene importantes cantidades de calcio y vitamina D, dos elementos esenciales en la salud de los huesos. Por cada 100 gramos de alimento, la leche contiene 125 gramos de calcio. En el caso de la vitamina D, la leche pierde propiedades de este micronutriente al desnatar.

En cualquier caso, los productos lácteos son muy recomendados en cualquier dieta variada y equilibrada. Son un tipo de alimentos que portan proteínas con alto valor energético, grasa, vitaminas liposolubles, calcio, fósforo e hidratos de carbono.

Vitamina D y los huesos

Numerosos expertos han constatado que fortificar la leche con vitamina A y vitamina D es beneficioso para la salud de los niños. Este tipo de leches con fortificada ayuda a que los más pequeños no sufran déficit de vitamina D, el cual puede derivar en la aparición de enfermedades óseas como el raquitismo.

La falta de vitamina D puede manifestarse en las personas mediante huesos frágiles y débiles. Al igual que en los niños puede desarrollarse raquitismo, las personas adultas pueden sufrir de forma prematura enfermedades relacionadas con la salud de los huesos, como la osteoporosis u osteomalacia.

Si bien, este micronutriente también actúa en el aparato muscular del ser humano y contribuye a la correcta transmisión de mensajes desde el cerebro a las diferentes zonas del organismo. Tampoco hay que olvidar que la vitamina D es un micronutriente esencial para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y contiene efectos positivos ante enfermedades de carácter respiratorio.

Así, los productos lácteos como la leche fortificada constituyen un alimento idóneo para las personas. Sus altas propiedades de calcio y su rico contenido en vitamina D se verá manifestado directamente en una buena salud ósea, tanto en niños como adultos.

Otros alimentos con vitamina D

Además de los productos lácteos, la vitamina D es un micronutriente que podemos encontrar de forma natural en una importante variedad de alimentos. Eso sí, al tratarse de una molécula que se aleja en las zonas grasas de los alimentos escasea en frutas y verduras. Una de las pocas frutas que contiene este micronutriente son los aguacates.

Así, también la podemos encontrar en los siguientes alimentos:

  • Pescados grasos. Entre ellos destaca el atún, el salmón y la caballa.
  • El hígado vacuno, el queso y la yema de huevo.
  • Ciertas variedades de hongos.
  • También se suelen agregar fortificados de esta vitamina a algunas marcas de cereales, jugos de naranja o yogures.

 

 

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