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Yogur Griego

Se ha comprobado que el yogur estilo griego tiene menos suero y grasa que uno tradicional, por eso su textura es más gruesa y cremosa lo que lo hace excelente para mejorar tu digestión. Salud digestiva Gracias a los probióticos del yogur estilo griego, las bacterias buenas que ingieres mantienen el equilibrio en tu intestino. Esto funciona como recubrimiento si tienes síndrome de intestino o colon irritable, colitis o úlceras. Cuida tu corazón El yogur estilo griego es una gran fuente de calcio, magnesio y potasio, minerales que ayudan a disminuir y estabilizar presión arterial. Protege tus huesos No solo necesitas calcio para evitar fracturas o desgaste en tus huesos, sino también fósforo, magnesio y proteínas para mantenerlos fuertes. El yogur estilo griego es el más completo de los lácteos, es como un suplemento para tu sistema óseo. Controla tu peso Según el American Journal of Clinical Nutrition, quienes consumen lácteos bajos en grasa y llevan una dieta estilo mediterránea, controlan su peso o pueden perder hasta 1 kilo por semana, saludablemente. El yogur estilo griego entre comidas, ayuda a controlar los antojos y comer por ansiedad. Sin problema para intolerantes a la lactosa Cuando consumes lácteos de calidad como el yogur estilo griego, estás protegiendo tu estómago por tratarse de un alimento con menos lactosa (4 gramos por porción). Ahora sabes que puedes disfrutar del delicioso yogur estilo griego sin preocupaciones, y obtener grandes beneficios para tu salud.

¿Por qué deberías incluir más lácteos en tu dieta?

Según una encuesta realizada en Argentina el año pasado, 8 de cada 10 personas no consume la cantidad recomendada de lácteos. Los expertos atribuyen esto a los mitos y desinformación acerca de estos alimentos tan fundamentales en la dieta. Te contamos cuáles son sus principales beneficios y cuántas porciones deberías consumir. La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir tres porciones de lácteos por día, lo que equivale aproximadamente a una taza de leche, un yogur y 30 gramos de queso compacto. Sin embargo, de acuerdo a la encuesta, solamente el 33% de los argentinos conoce esta recomendación. Además, los resultados indicaron que el 86% de los habitantes consume menos lácteos que los indicados por las guías alimentarias. El nivel de consumo más bajo se observó entre los jóvenes de 18 a 24 años y el más alto entre los mayores de 65 años. «Hay mucha información equivocada acerca de lo que puede llegar a producir el consumo de lácteos. En algunos medios se ha librado una guerra contra la leche», señaló la nutricionista Silvina Tasat, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición. Algunos de los mitos más difundidos sobre los lácteos son que pueden producir mucosidades en los chicos, alergias y caries dentales. También está la creencia de que la leche es solo para los niños y que puede producir cáncer en los adultos. La especialista dijo que todas estas son afirmaciones «sin evidencia científica». Indicó que los lácteos previenen enfermedades crónicas no transmisibles como la obesidad, la diabetes y la hipertensión. Además, el calcio es fundamental para tener huesos, dientes y músculos sanos, por lo que su consumo es vital en todas las etapas de la vida. «Hasta los 25 años es fundamental ingerirlos porque las personas están formando el calcio que los va a proteger en la edad adulta contra la osteoporosis. Pero luego hay que continuar consumiéndolos porque a partir de los 40 años comienza un proceso llamado sarcopenia, que es la pérdida de fuerza muscular», agregó. Por último remarcó que no existen leches vegetales sino bebidas vegetales y que, a pesar de no ser equiparables con la de vaca, si están enriquecidas con calcio son mejores. Además mencionó a las leches deslactosadas como alternativa para quienes son intolerantes a la lactosa. Fuente: https://sialaleche.org/por-que-deberias-incluir-mas-lacteos-en-tu-dieta/ 

La importancia del calcio desde la niñez a la edad adulta

El calcio es fundamental para nuestra alimentación, ya sea a través de productos lácteos, o a través de otros productos con alto contenido. Es clave para la formación de huesos, para mantenerlos fuertes en el caso de deportistas que deben proteger su herramienta de trabajo. Y es en los niños donde el hábito saludable debe empezar, viendo no sólo a sus padres, a través de la leche materna, sino fomentando una cultura entorno a los lácteos y todos sus derivados. La importancia del calcio en los niños«La infancia es un tiempo aparte por lo que respecta a la alimentación y a todas las reglas. La recomendación del experto en obesidad para los padres es que, una vez superada la lactancia materna, que es la reina y debe predominar sobre el resto, “cuanto más natural y menos procesado sea, mejor. Así, el yogur natural es una bendición de la naturaleza que no debemos olvidar en ninguna edad, pero aún menos en estos años primeros», nos cuenta a Deporte y Vida José Luís Sambeat Vicien, Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Zaragoza. Es experto universitario en diagnóstico y tratamiento de la obesidad por la UNED y experto en coaching personal ejecutivo por la Universidad de Salamanca. Es desde estas tempranas edades, explica el médico experto en coaching nutricional, cuando vamos “comprando el calcio que necesitamos en la edad adulta. Lo del calcio es como la pensión, hay que ir ahorrando toda la vida para que cuando lo necesitemos tengamos reservas suficientes. Ojo, también hay que seguir incorporándolo una vez lleguemos a la senectud, pero si no hemos hecho bien los deberes, luego va a ser más complicado», añade. Se refiere el doctor a los consejos sobre suplementación de calcio en la mujer durante la menopausia y también como factor de protección cardiovascular en ambos sexos durante la edad adulta: «La leche posee ácidos grasos beneficios para el corazón como el ácido linoleico conjugado y esfingomielina; pero por otra parte también intervienen en su composición ácidos grasos saturados que hablarían en sentido contrario», un tema que se encuentra en investigación y quizá en los próximos años tengamos resultados más concluyentes.

La malabsorción y la intolerancia a la lactosa no implican la eliminación de los lácteos de la dieta

La malabsorción implica que el intestino no procesa ni asimila bien, mientras que la intolerancia se caracteriza por la aparición de molestias o síntomas digestivos originados por esta malabsorción de la lactosa. La malabsorción y la intolerancia a la lactosa son dos trastornos relacionados con la lactosa. La malabsorción implica que el intestino no la procesa ni la asimila bien, mientras que la intolerancia se caracteriza por la aparición de molestias o síntomas digestivos originados por esta malabsorción de la lactosa. Ambas son trastornos muy frecuentes. Se estima que, en España, un tercio de la población padece malabsorción, y entre el 20% y el 40%, intolerancia a la lactosa. En caso de sospecha de una de las dos, se deben realizar pruebas diagnósticas adecuadas. La más clásica es el test del aliento de hidrógeno, que se efectúa ingiriendo leche o lactosa para recoger muestras del aire exhalado donde se determina la concentración de hidrógeno. Un incremento excesivo en la excreción de hidrógeno en el aliento conduciría al diagnóstico de malabsorción de lactosa. El principal carbohidrato presente en todos los tipos de leche, incluida la materna, es la lactosa. Estos trastornos se relacionan con la producción insuficiente de la enzima lactasa (hipolactasia) en el intestino. En caso de hipolactasia, la lactosa que no se absorbe transita por el intestino delgado y, al alcanzar el colon, es fermentada por las bacterias de la microbiota, que puede originar síntomas digestivos como la producción de ácidos y gases (hidrógeno, dióxido de carbono y, a veces, metano). Una de las principales recomendaciones de la SEPD es evitar la eliminación completa de los lácteos, manteniendo el consumo de una cantidad que no provoque síntomas. «Es habitual que las personas que tienen malabsorción, la noten en forma de intolerancia, pero aún en estas ocasiones puede darse que ambos trastornos no coincidan», precisa el doctor Francesc Casellas Jordá, especialista en aparato digestivo y experto de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD). La intolerancia ocurre cuando las personas con deficiencia de lactasa presentan síntomas digestivos. Estos síntomas pueden ser muy diversos, heterogéneos y poco predecibles. Entre ellos figuran el meteorismo (o producción de gases), ruidos intestinales, hinchazón del vientre o diarrea sin sangre. De ahí que, cuando se sospeche de malabsorción, se deben realizar las pruebas diagnósticas adecuadas por parte de un médico, en lugar de autodiagnosticarse la enfermedad y decidir por uno mismo suprimir los lácteos de la dieta. Una de las principales recomendaciones de la SEPD es evitar la eliminación completa de los lácteos, manteniendo el consumo de una cantidad que no provoque síntomas. «Lo adecuado es ajustar el consumo a la cantidad que cada persona puede tolerar», explica el doctor Casellas. Fuente: https://sialaleche.org/la-malabsorcion-y-la-intolerancia-a-la-lactosa-no-implican-la-eliminacion-de-lacteos-de-la-dieta/ 

Yogur, rico al paladar, mejor aún para la salud

Tomarse un vaso de yogur varias veces al día es de sumo agrado para quienes lo prefieran. A ello se añade que se trata de un alimento muy conocido por sus propiedades o beneficios sobre la flora intestinal, su rico sabor, y por aportar una gran cantidad de calcio a los huesos. Además de ser saludable, es económico y existen muchas maneras de añadirlo a la dieta, ya que se puede ingerir solo, en postres y ensaladas, entre otras maneras. En medicina natural se sabe que si nuestro intestino está saludable, todo el organismo lo estará; es uno de los alimentos funcionales más conocidos por todos por sus beneficios sobre el sistema inmune. Según recientes investigaciones este alimento podría ser responsable de un favorable cambio de ánimo de quienes lo tomaron. El yogur se considera imprescindible para la salud, debido a que es un producto del grupo de los probióticos, los cuales contienen varias colonias de microorganismos vivos que influyen de forma positiva en esos resultados. Contiene una excelente fuente de calcio, magnesio y fósforo que son los minerales más importantes para mantener la salud de los huesos; hay que tener en cuenta que hay una mayor cantidad de estos en el yogur que en la leche, lo que se debe a que los microorganismos que la fermentan para convertirla en yogur, la convierten en más digestiva y tolerable. Contiene vitamina A y vitaminas del complejo B; además, sólo aporta por porción de 250 mg 150 calorías; al mismo tiempo, también se disminuye la proporción de colesterol que contiene la leche. Cada 100 g del alimento en cuestión contiene 180 miligramos (mg) de calcio, 17mg de magnesio, 240 de potasio y siete mil 140mg de fósforo. Contiene lactobacilos que ayudan a eliminar gases y reducen la molesta hinchazón abdominal. Sus microorganismos colonizan rápidamente la flora de los intestinos, estimulan las defensas y forman una barrera natural contra las bacterias nocivas. Las bacterias lácticas del yogur ayudan a estimular las defensas del organismo, y por ello se convierten en una gran ayuda contra los catarros comunes y otras infecciones víricas. Es beneficioso para evitar el estreñimiento y controlar la diarrea, y favorecer con ello la eliminación de los desechos del proceso digestivo reduciendo la incidencia de cáncer de colon. Tras una intervención quirúrgica abdominal, el yogur puede hacer que la recuperación sea más rápida y que se mejore la acción del tratamiento, dado que contribuye a la salud del aparato digestivo. El yogurt también se utiliza en el cuidado de la piel. Al mantener los intestinos limpios, estos absorben y eliminan con mayor eficiencia los nutrientes. En aplicaciones externas actúa como desinfectante y refrescante. Contribuye a que luzca más bella y atractiva. Un dato reciente es que algunos nutricionistas aconsejan tomar un vaso de yogur en horas de la merienda en la mañana y la tarde, si la persona hace dieta para bajar de peso. Fuente: https://sialaleche.org/yogurt-rico-al-paladar-mejor-aun-para-la-salud/